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La Constitución Política de
Colombia en su artículo 34 reza: “Se prohíben las penas de destierro, prisión
perpetua y confiscación”.
Sin embargo, dicha norma
molesta a algunas personas que están empeñadas en instaurar la prisión
perpetua; unas para delitos de abuso sexual contra los niños, otras para delitos contra la mujer.
Una de sus más recurridas
justificaciones es que los ofensores sexuales “no tienen cura” y que quienes
atentan contra los niños no tienen perdón ni justificación. Y, a decir verdad,
ante ciertos crímenes que se vienen presentando en nuestra sociedad es
entendible este deseo.
Pero, que los violadores son
enfermos mentales que no se curan. Falso; que los hay los hay, pero de ahí a
que TODOS sean enfermos incurables es una gran mentira y, además, para los
enfermos mentales está la internación, el tratamiento y la vigilancia
médico-siquiátrica, la cual, en los
casos incurables puede ser por el resto de la vida del paciente. Pero, tras
de enfermo, no queremos tratarlo sino simplemente encerrarlo.
Que la pena sería
ejemplarizante y evitaría que el individuo cometiera el delito. Falso; el
delincuente, por lo general, no piensa en la pena o castigo que recibirá,
porque siempre confía en quedar impune o actúa bajo un estado de alteración
emocional.
Es tal el afán, o el temor,
que los tratan de monstruos o bestias para despojarlos de su condición de
persona humana, sin querer considerarlos como lo que son: individuos a veces
inmaduros, con problemas de adaptación a las exigencias del medio y la vida
social aceptada en determinada comunidad; sea por problemas en su formación
cultural o afectiva, sea por patologías: verdaderos enfermos necesitados de
ayuda.
No obstante, la sola
posibilidad del error judicial, de la falsa imputación, el conocimiento cierto
de que la justicia humana es falible, debería ser suficiente para impedir la
instauración de penas aflictivas como la cadena perpetua y ni que decir de la
pena de muerte.
Los que trajinamos de manera
permanente en las lides del derecho ¿cuántas veces nos hemos sentido frustrados
porque confiamos en la inocencia del defendido pero no tenemos los medios
técnico-científicos para desvirtuar los elementos materiales probatorios
recaudados por la Fiscalía? ¿Cuántos fiscales, luego de un largo devenir
acusatorio, ad portas de la solicitud de fallo, se han dado cuenta que están
siendo engañados por quienes creían pulcros testigos y han mutado su petición
en absolución? ¿Cuántas veces no nos hemos dado cuenta? ¿A cuántos, cuando
hemos visitado las cárceles, nos juran los reos que son inocentes?
¿Cuántas veces al día en los
medios de comunicación prestantes personalidades de la política salen a
denunciar que su proceso judicial es una persecución política? ¿Y si fuera
cierto?
Encerrados y la llave tirada
al excusado jamás tendrán la oportunidad de probar sus dichos y menos aún de
rehacer sus vidas.
La Convención Americana
sobre Derechos Humanos (Pacto de San José), suscrita por Colombia, señala que “Las
penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y la
readaptación social de los condenados”.
Y es que en un Estado Social
de Derecho, la principal función de la pena es la resocialización, aunque en
Colombia, con un hacinamiento del 300%, carencia de servicios médicos para
todos, ausencia de programas orientados y dirigidos por expertos (médicos, psicólogos,
psiquiatras, sociólogos, trabajadores sociales, etc.) resulta ilusorio pensar
en la recuperación productiva de los internos.
Nuestro sistema
penitenciario tiene un sistema progresivo de rehabilitación, que hoy día, ante
el colapso que sufre, por supuesto no alcanza a cubrir a los internos por la
innumerable cantidad de detenidos y condenados.
Pero, si la condena es
aflictiva ¿para qué proceso de resocialización?
A mí, por lo menos, me basta
pensar en la falibilidad de la justicia para entender que ninguna pena puede
ser impuesta en forma aflictiva e irrevocable.
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Sobre el mismo punto, quienes tengan interés pueden consultar:
Cadena perpetua para los violadores: populismo jurídico y maltrato infantil - Por: José Tovar http://www.razonpublica.com/index.php/politica-y-gobierno-temas-27/2083-cadena-perpetua-para-los-violadores-populismo-juridico-y-maltrato-infantil-.html
Pena de Muerte y Cadena Perpetua para delitos execrables - Por: Magda Isabel Quintero Pérez http://www.unisimoncucuta.edu.co/ellibertador/index.php?option=com_content&view=article&id=55:pena-de-muerte-y-cadena-perpetua-para-delitos-execrables&catid=29:principal
Interesante análisis. Los estados de indignación de la sociedad buscan con frecuencia llegar a "soluciones" extremas, actitud lógica ante las atrocidades que la vida nos presenta. Pero nos falta eso que Usted aporta, una análisis de fondo del delincuente y su posibilidad de resocialización y eso de tener en cuenta la falibilidad de nuestra maltrecha justicia que con frecuencia condena inocentes destruyendo su vida. Recordemos un solo caso: Alberto Hazbún, condenado por asesinato de Galán; salió muy tarde por ser inocente y ya no pudo recuperar su vida.
ResponderEliminarMuchas gracias don Luis, aprecio y comparto su concepto.
EliminarBueno, no soy abogada, pero a veces pienso que sí, de hecho somos un país violento y la justicia se trata así, con violencia, queremos destierro y venganza, y a veces los medios de comunicación exacerban los ánimos precisamente para atizar el fuego y llevar a estos criminales a la plaza pública.
ResponderEliminarDe derecho no sé mucho, pero ¿qué pasa en esos estados de Estados Unidos donde la prisión perpetua y la pena de muerte están instauradas? ¿existen menos crímenes? Yo no sé, pero tu teoría de que el que es un criminal realmente no está pensando y haciendo cálculos sobre qué le puede pasar y qué no... el que está cometiendo un delito (algo tan grave como la violación o el asesinato de un niño) ni siquiera está pensando, está saciando (creo) un deseo carnal y el raciocinio de lo que es bueno o malo se le fue hace rato.
Es culpa de todos también: la gente no entiende las rebajas de penas de esta justicia, que por trabajo o confesión se reduce la condena, o también la gente ve que los políticos multimillonarios reciben penas que dan risa y la gente pobre sufre las consecuencias... tal vez la gente cree que con la prisión perpetua el juez o la justicia no van a fallar en favor del acusado, porque toda la vida se va a quedar encerrado.
Es culpa de todos... en realidad nunca me he puesto a pensar realmente si necesitamos o no la prisión perpetua, quizás con un poco de justicia sea suficiente
pd: gracias por la mención
Carolina
Muchas gracias, muy oportuna tu reflexión. En Estados Unidos la prisión perpetua es sólo un nombre y en los Estados donde hay pena de muerte no tienen menores índices de criminalidad que en los demás. Te agradezco mucho el comentario.
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